Decidí que quería ser psicóloga desde mi adolescencia temprana. En primer lugar porque quería ser escritora y me parecía que la mejor forma de escribir personajes era entendiendo cómo funcionaban las personas y segundo, porque era la confidente de todas mis amigas y me causaba mucho orgullo ocupar esa posición.

Mi amor por la escritura y los diferentes tipos de artes me hicieron estudiar mi maestría en Psicocreatividad en la Universitat Autónoma de Barcelona. Ahí aprendi a ver la vida con ojos diferentes, que la creatividad se trata de inventar nuevas formas de ver las cosas, de afrontar las cosas y eso me inspiró a continuar mi formación para convertirme en lo que deseaba ser: Terapeuta. Una persona que acompaña a los demás a transitar sus situaciones de vida y a descubrir como reformular, y reencuadrar su visión a través del autoconocimiento y pensamiento creativo.